Si lo quieres vender, tienes que enseñarlo
Suena un poco raro, pero esta máxima es tan antigua como el mundo. Y su validez está más que contrastada. Cualquier cosa que tenga un valor en dinero y que pretendas vender tiene que mostrarse al público. Para eso se inventaron los escaparates, las ferias, los stands de venta en los mercadillos medievales,… ¿Te das cuenta? Pues el siglo XXI, con toda su tecnología, no ha cambiado un ápice el principio básico.
Es más, le ha dado aún mayor importancia. Porque, como ya te hemos contado en más de una ocasión, vivimos en la era de la imagen, de los vídeos —largos y cortos—, las redes sociales, el postureo, los selfies, etc. No juzgamos, no dictamos si está bien o mal; pero es el mundo en el que vivimos. Y en ese mundo tienes que vender tus productos.
Importa el ‘Qué’ pero también el ‘Cómo’
El éxito de tu empresa, de tu emprendimiento o de tu negocio depende directa y proporcionalmente de las ventas de los productos y servicios que pongas a disposición del público. Tan sencillo como eso. Y si los potenciales compradores no ven lo que vendes… no te van a comprar ni un clavel. Y no solo eso, además de verlo tienen que «enamorarse» de lo que les ofreces. Tienen que desearlo, querer llevárselo a casa en ese momento. Y para lograr ese objetivo la fotografía y el vídeo son esenciales. Sobre todo este último.
Y no vale cualquier forma de «enseñar». O sea, sí vale, claro; pero no vas a obtener el resultado que obtienen los grandes mostrando tu producto de cualquier manera. La compra casi siempre es una respuesta emocional, vinculada a mecanismos complejos de la psicología. Si emocionas, vendes. Y para emocionar tienes que ser excelente con el «envoltorio» visual.
La fotografía y el vídeo de producto tratan de mostrar sus virtudes en las mejores condiciones posibles: en el contexto más favorable, con la mejor iluminación, ofreciendo todos los puntos de vista y detalles imaginables, aportando información importante con un buen audio, etc. Es como ligar, pero sin las cervezas, la barra del bar y el humo del tabaco. Puedes hacerlo tú pero, créenos, el resultado va a ser mucho mejor si cuentas con gente como nosotros, para que haga el trabajo por ti.
No pierdas dinero por no invertir dinero
Sobre todo porque conocemos las herramientas necesarias para que algo relativamente sencillo luzca espectacular. Si es algo que se come, como en este ejemplo de proyecto para Jamones Blázquez, el objetivo es que entre por los ojos y te apetezca meterle un tenedorazo a la pantalla. Si es un producto que «hace cosas» tienen que verse bien todas las fases del montaje, puesta en marcha y funcionamiento, con una voz en off que dé explicaciones e instrucciones sencillas y claras. Si es una prenda de ropa tienes que tener toda la información visual posible, si puede ser sobre el cuerpo de un modelo con el que el comprador pueda obtener referencias. Nos sigues, ¿Verdad?
Es posible que pienses que con colocar el producto sobre un fondo neutro y sacar un vídeo con el iPhone es suficiente. Bueno, puedes probar. Pero vivimos en un mundo muy competitivo, con mucha información a disposición de los compradores que bucean, investigan, comparan y responden rápido a lo que les gusta más. A ellos y a sus instintos. Y, si otro producto de la competencia «sale más guapo» que el tuyo es probable que te quedes con la misma cara que ponen las vacas, cuando ven pasar un tren. Si inviertes en profesionales el resultado SIEMPRE es positivo para tu cartera. Puede tardar, pero siempre recuperas lo invertido. Si tu producto es bueno, que entendemos que sí.