
LO DE LOS SINSABORES
Mira, te vamos a ser sinceros. Esto de creer que se pueden lograr cosas increíbles si te dan la oportunidad, lo de volar, imaginar, apostar por la calidad en un mundo donde impera el «hazlo para salir del paso y ya vemos», defender la excelencia en un terreno como el audiovisual —donde hay una competencia de escándalo— a veces… cuesta. Cuesta mucho.
No se trata de que no podamos. Podemos y, de hecho, lo hacemos a diario. Todos, absolutamente todos nuestros clientes nos lo dicen: «Sois buenísimos», «Pero vosotros ¿dónde estabais metidos?», «Y esto ¿también lo hacéis?». Pero hasta que te descubren pasan cientos, miles de horas enviando presupuestos, presentando proyectos e ideas, explicando nuestro trabajo y filosofía. Noventa y nueve de cada cien veces nos comemos un portazo como la Estación Espacial Internacional de grande. Y la energía que empleas, las ilusiones que se van por el sumidero… esas ya no vuelven.
Si tienes una empresa, si tienes pensado tenerla, si tratas de defender cualquier proyecto, grande o pequeño, no te estamos descubriendo la pólvora. Pero ¿sabes qué? Creemos que merece la pena, a pesar de todo. En una de las 6 915 conversaciones diarias que mantenemos por WhatsApp hablábamos de este tema y nos acordamos de Pedro Pascal.
YO QUIERO SER PEDRO PASCAL ¿Y TÚ?
Es el hombre del momento en Hollywood, todo el mundo destaca su talento, lo majo que es, su carisma, su atractivo; ¿A quién no le gustaría ser el mandaloriano? A todos nos pareció que Oberyn Martell era uno de los mejores personajes de Juego de Tronos, todos amamos a Pedro. Pero Pascal tiene más años que un bosque —48 concretamente—: ¿dónde estaba hasta ahora? Seguramente se ha comido más portazos que nosotros, seguro que ha leído miles de guiones y que ha ido a cientos de castings que no han salido.
Pedro ha convivido con la frustración y la inseguridad, fijo. Seguro que ha pensado «¿Para qué seguir?, ¿Merece la pena?, ¿Habrá pasado ya mi tren?». Pero lo ha seguido intentando, ha seguido levantando la manita para decir: «Eh, que yo sigo aquí, ¿eh?» Y, con un poquito de suerte —que juega su papel, no decimos que no— ha llegado su momento. ¿Cuánto durará? A Pedro no le importa, está disfrutando del camino.
Y nos ha parecido inspirador. Igual que Pedro hay millones de personas, casi todas ellas anónimas, como nosotros. Y todas lo intentan. Nosotros creemos que nuestro momento está ahí mismo, a la vuelta de la esquina. No somos jovencitos, ninguno de nosotros; todos tenemos una edad y las hemos visto de todos los colores. Pero creemos en 100toV, sabemos de lo que somos capaces y estamos deseando que alguien como tú nos descubra. Y estamos disfrutando.
De momento vamos a hacer como Pascal en The Mandalorian y creer firmemente en el camino. Porque This is the way, hermanos y hermanas.