Dime tú, que eres el que sabe

DIME TÚ, QUE ERES EL QUE SABE

Relatar cualquier cosa a través de un vídeo es una tarea fascinante. Se trata de hacer un ejercicio mental complejo que «traduce» conceptos y emociones a sucesiones de imágenes móviles. Un conjunto de planos en un orden determinado, con una intención determinada, acompañada de una música concreta, con una luz, una duración y un movimiento específico para lograr un fin definido previamente. O sea, una fantasía. Pero claro, es más fácil contarlo aquí que hacerlo realidad.

Y si no, preguntad a cualquier persona que se dedique profesionalmente a hacer películas (de cine, queremos decir). Con más o menos dificultad un guion puede hacerse sin demasiados recursos; al fin y al cabo no es más que un montón de palabras (sabemos que no es así pero ahora lo argumentamos, calma). Trasladar una historia desde el papel y convertirla en, pongamos por caso E.T. el extraterrestre, Apocalipse Now o En busca del arca perdida es una aventura que envuelve a un equipo inmenso de gente y que pone en juego un montón de sus talentos, además de usar un montón de cachivaches y tecnología. Pues, salvando las distancias, nuestro trabajo es igual.

LA MEDIDA ESTÁ EN EL FLIPARSE MÁS O MENOS

No es que seamos tan buenos como Spielberg, aunque lo intentamos cada día. Es que, tanto nosotros como el resto de productoras, utilizamos el mismo lenguaje que él. Y, en esencia, los mismos recursos técnicos. ¿Por qué te decimos esto? Porque muchos clientes parecen olvidar que, cuando nos piden consejo o presupuesto para un proyecto, están solicitando precio para que rodemos una película. Puede tratarse de seis piezas de 1 minuto para publicar en Instagram, un spot publicitario de 25 segundos, un vídeo corporativo de tres minutos o un documental de hora y media. Se trata de imágenes en movimiento, es decir, de lenguaje cinematográfico.

Y, como en el cine, el resultado está directamente relacionado con los recursos con los que se cuente. A más recursos y tiempo, mejor película (normalmente). ¿Podemos hacer un vídeo con una cámara compacta, un trípode, un micro de corbata y luz natural? Sí. ¿Podemos grabar únicamente con el móvil? Claro. ¿Podemos venirnos arriba y movilizar a un equipo de diez personas, con dos equipos completos de cámara, un iluminador, un sonidista, un maquillador, un director de arte, extras, actores, un piloto de drones y un steady cam junto a una docena de chismes más? Por supuesto. Pero la opción a elegir depende de dos cosas a) del proyecto en cuestión b) de tu presupuesto y tu capacidad para fliparte, o venirte arriba. Nosotros no podemos hacerlo, debe hacerlo el cliente; a lo máximo que llegamos es a mostrar las opciones disponibles.

NO, NO PODEMOS DECIDIR POR TI

Y es que, por mucho que lo pretenda el cliente, nosotros no podemos elegir. O sea, sí, claro que podemos; pero si nos dieran a elegir todas nuestras producciones serían como películas de James Cameron. Porque, por experiencia, cuanto más completo es el equipo, cuantos más recursos especializados destines a un rodaje, mejor será el producto final. Aunque sea «un vídeo cortito para una campaña en redes». Insistimos en esto porque, una de las frases que más nos dicen, cuando nos cuentan una idea es «No sé, vosotros sois los que entendéis ¿qué haría falta? ¿cuánto me podría costar?»

Depende de tu presupuesto, de lo que te quieras gastar y de tu capacidad o deseo de complicarte. Lo más sensato es que plantees la pregunta desde el extremo contrario: «Tengo un presupuesto de X y quiero hacer un vídeo así o asao». ¿Es posible? ¿Qué opciones tengo? Nosotros evaluamos, analizamos las alternativas y siempre te daremos más de una para elegir, de más sencilla a más compleja dentro de tus límites. Queremos hacer películas, sí. Y es posible hacerlas, créenos. Lo sabemos por atesorar muchos años de experiencia llevándolas a las pantallas y por eso sabemos que tú también puedes protagonizar una de ellas. Si tú quieres volar… nosotros también.